entender las necesidades de las personas mayores

Entender las necesidades de las personas dependientes

¡Qué bonito y sencillo suena!, ¿verdad? Sin embargo, entender las necesidades de las personas dependientes no siempre es tan fácil como nos gustaría.

Además, esto es algo que se debe conseguir por parte de todas las personas que tienen relación, mayor o menor, con los usuarios, o

al menos así es como debería ser. Por supuesto, nosotros vamos a detenernos en esta cualidad como deseable en un cuidador.

¿Puede mi cuidador entender las necesidades de las personas dependientes?

Lo ideal sería que, al contactar con profesionales en asistencia a personas dependientes, estos contasen con vocación y, también, con ciertas habilidades innatas. Una de ellas sería, precisamente, la que comentamos, la capacidad de comprender qué precisa una persona que, por uno u otro motivo, es dependiente de los demás y, con ello, del cuidador.

Aptitudes y actitudes del cuidador

En teoría, cualquier persona que se dedique profesionalmente a asistir a personas con problemas de dependencia debería contar con aptitudes y actitudes que lo capaciten para ser consciente de lo que ocurre a su alrededor, de lo que sienten las personas que lo rodean y que de él dependen y de identificar y analizar el entorno para ser capaz de dar respuesta de la mejor manera posible.

La empatía, la comunicación (ahora veremos su importancia), el conocimiento de los espacios personales, el trabajo de la autonomía, el desarrollo de valores y otros aspectos son esenciales para que el profesional sea capaz de conseguir, precisamente, lo que andamos buscando hoy con este texto, la detección, el conocimiento y el entendimiento de las necesidades, sean del tipo que sea, de cualquier persona con dependencia, sin importar su grado.

Conocer las necesidades

En primer lugar, y aunque parezca que, atendiéndolo, da igual cómo se haga (lo típico de “el fin justifica los medios”), lo ideal es que el cuidador sepa diferenciar las actividades básicas, las instrumentales y las avanzadas antes de ponerse a trabajar en ellas.

Tras ello, sería interesante también, sobre todo si se está trabajando, al mismo tiempo, para prevenir un empeoramiento o incluso para mejorar la autonomía, que el usuario también aprenda a diferenciarlas.

Trabajar en ellas

Una vez se conoce qué es lo que el usuario precisa, toca trabajar en ello. Las maneras de hacerlo son tan diversas como profesionales, usuarios y propias necesidades existen, de manera que es algo en lo que no podemos ahondar sin considerar casos particulares.

Lo que sí podemos decir es que el trabajar sobre las necesidades de una persona dependiente, no sólo satisfaciéndolas sino intentando comprenderlas, previniéndolas, previéndolas y amortiguándolas, hará que la calidad de vida de ambas partes sea mucho mejor.

La comunicación, principal protagonista en cualquier relación cuidador-dependiente

Es necesario que se dé una comunicación sincera entre las partes, sea del tipo que sea. De este modo, sobrarán las palabras cuando el usuario quiera algo, tenga una preferencia, cambie de idea o, por supuesto, cuando haya que satisfacer sus necesidades más imperantes.

Esta debe comenzar en el minuto uno. Sin embargo, sabemos que es habitual que los usuarios con ciertas características no sean muy dados a la conversación. Es trabajo del asistente el insistir e insistir, siempre de manera positiva, no invasiva ni agresiva, hablando sin parar. De este modo, el usuario se acostumbra a él, le gana estima, se siente más cómodo, sabe lo que ocurre, lo que va a ocurrir y cómo y, ¿por qué no? Puede animarse a comunicarse, de una u otra manera. Se rompen las barreras de la timidez o la desconfianza hasta crearse un vínculo en el que mueren las vergüenzas, lo cual facilita muchísimo la tarea del profesional.

Bonus: Un código inequívoco

Por otro lado, podemos ir al entendimiento literal, al que se da, o no, cuando el usuario se comunica. En función de sus capacidades para ello se puede establecer algún tipo de método para que este se exprese e indique lo que necesita, prefiere, gusta o desea.

Se podría establecer, en función de los problemas que el usuario presenta, un sistema de tarjetas, de señales sonoras, etc.

Sin embargo, tenemos que terminar indicando que este debería ser un punto de apoyo, algo totalmente secundario, a excepción de los casos en los que la dependencia es muy alta, dada en un usuario con falta de varias capacidades (por ejemplo, movilidad y habla).

El interés, la capacidad de observación y el sentido común son los verdaderos protagonistas a la hora de comprender qué necesitan las personas con dependencia.

Sin duda, queda de manifiesto que no sólo es posible entender las necesidades de las personas dependientes sino que este punto debe formar parte del currículum del profesional por el que te decantes para dejar a tu familiar, amigo o compañero en las mejores manos.