Cómo elegir la mejor silla de ruedas

¿Cómo elegir la mejor silla de ruedas para una persona dependiente?

El bienestar de quienes nos rodean es fundamental para mantenernos felices y motivados y también, por supuesto, para que ellos mismos lo sean. De todo lo que podemos hacer por ellos, elegir la mejor silla de ruedas para una persona dependiente es algo que debemos tener muy presente para facilitarnos a todos la labor.

Las personas que presentan dependencia de cualquier tipo necesitan, sin lugar a duda, un empujoncito. Y no hablamos sólo de uno literal que, en este caso, también, sino del metafórico, del que les ofrecemos al dotarlos del mayor grado de autonomía, que es algo que muchos se resignan a perder y que quienes nos preocupamos por ellos, deseamos devolverles a toda costa.

6 aspectos a considerar a la hora de elegir la mejor silla de ruedas para cualquier persona dependiente

Considerando lo anterior, que es, sin duda, un punto esencial a la hora de tomar cualquier decisión respecto a las personas que nos rodean y que son dependientes de nosotros en un grado u otro, ya sólo nos queda por ver los puntos que hay que tener en cuenta para poder ofrecerles la mejor silla de ruedas.

Facilidad para el desplazamiento

Esencial saber cuál es la autonomía del usuario y, por supuesto, si este va a poder moverse por sí mismo, a mano, con control remoto, eléctrica.

Si no se tiene fuerza en los brazos o en la capacidad mental, otra persona se encargará de auxiliar al usuario, de manera que, en este caso, es decisión de esta.

Si el usuario tiene capacidad para propulsarla a motor, sería ideal que lo hiciese para mantener su más alto grado de autonomía.

Y sí el único problema que este presenta es en las piernas, es más que probable que él mismo desee un modelo con el que poder autopropulsarse a mano. Estas deben contar, eso sí, con ruedas traseras de gran diámetro, pues serán las que se utilizarán para moverse.

Los materiales

La estructura de este aparato se diseña en acero, aluminio, titanio y fibra de carbono, siendo de más pesadas y económicas a más ligeras y costosas en este orden. El acero y la fibra de carbono son, además, altamente resistentes y duraderos respectivamente.

Por otro lado, hay que asegurarse de que esta estructura está convenientemente protegida para que el usuario pueda pasar horas y horas sentado sin sentir incomodidad. Habrá que ver si es necesario incorporar apoyabrazos, cojines antiescaras, el confort de los reposapiés, si se incluye algún bolsillo, etc.

Su transporte

Es posible que el transporte de la silla, sin ocupante, sea importante en algunos casos, por ejemplo, si tenemos que recoger a la persona de un centro de día, por ejemplo, o si la movemos a menudo en diferentes vehículos, de manera que cada dos por tres tengamos que estar acarreando con la silla.

En este caso, habrá que considerar su peso, su sistema de plegado y las dimensiones finales además de si incluye manijas o similar para poder cogerla y llevarla de manera cómoda cuando esté cerrada.

Su tamaño

El tamaño, tanto abierta como plegada, es realmente importante.

Para ser usada, no dudes en escoger un ancho que supere, al menos, en 4 cm, al de las caderas de la persona que la vaya a utilizar.

Si se usa obligatoriamente en espacios pequeños habrá que optar por una estrecha, nos guste o no, para que pueda entrar en estos. Con ello, se gana, además, espacio a la hora de guardarla.

Lugar de uso

También hay que considerar si su uso mayoritario se va a dar en interior o en exterior.

El moverse por calle es mucho mejor con rueda grande, que supera mejor los obstáculos y absorbe mejor los golpes. Así, con los modelos autopropulsables o hay problema, pero con los eléctricos tendremos que ver cuáles ofrecen desplazamiento a motor y una estructura de ruedas lo más grandes posible, pue slo habitual es que estas las incluyan pequeñitas.

En interior, ni lo dudes, escoge una silla de ruedas pequeñas, que no cuentan con aro esterior, abultan menos y nos permiten hacer movimientos más precisos.

¿Necesita grúa?

Finalmente, habrá que considerar si, por las necesidades del usuario y las posibilidades del cuidador, resulta necesario hacerse con una grúa para que el primero pueda moverse de la silla a otros asientos o cama y a la inversa.

De ser el caso, hay que considerar, en relación a todo lo anterior, un suspensorio que puede llevarse debajo o que sea fácil de meter en el momento en el que haya que aupar a la persona.