capacidades valorables para ser un buen cuidador

¿Qué capacidades son valorables para contratar un buen cuidador?

Es este un tema que preocupa mucho a quienes tienen seres queridos discapacitados o incluso a los propios pacientes. Analicemos qué capacidades son valorables para ser un buen cuidador.

La primera de las capacidades valorables para ser un buen cuidador: la empatía

Cuando se habla de autonomía abarcamos la capacidad de controlar, enfrentar y tomar decisiones atendiendo a las normas y preferencias de la vida cotidiana.

Las necesidades de la persona al amparo dependen, en gran medida, de las capacidades que ostenta la persona que la cuida, aunque el contexto en el que se desarrolla la relación también será determinante.

En efecto, se debe respetar la autonomía de la persona dependiente para que, de manera gradual, vaya confiando y potenciando su capacidad de control personal. El cuidador debe aprehender de la situación concreta y de las circunstancias personales en la que se halla el sujeto que requiere de cuidados con la finalidad de procurarle una mejor atención. Y que paulatinamente, se vaya valiendo por sí mismo, fin crucial de la tarea del buen cuidador.

Hay que saber comprender la tesitura de la situación

La atención y cuidado del sujeto tiene su base en función de unas necesidades básicas e inherentes, que deben ser atendidas requiriendo de un proceso en la cual se le ayuda a hallar de una manera cercana y con confianza, de los mecanismos necesarios para que se pueda integrar en la sociedad de manera autónoma. Esa es la verdadera función del cuidador y no debe perder jamás de vista favorecer la autoestima y habilitar el entorno al sujeto dependiente.  

Capacidades que debe reunir un cuidador

El cuidador debe reunir una serie de capacidades que posteriormente iremos nombrando. Por lo pronto, nos enfocaremos en que debe converger una capacidad de atención, un ejercicio de empatía, de ser capaz de escuchar de manera receptiva, en definitiva. Por otra parte, resulta muy importante la formación profesional para el desempeño óptimo del cuidado. Son competencias necesarias y confluidas de un buen cuidador, puesto que, un buen entendimiento personal permite analizar lo que el paciente necesita y la competencia técnica dota de solución a esas necesidades.

En efecto, aprender a detenerse, a observar, para enfocar sus limitaciones y saber cuándo es el momento de intervenir. La organización del cuidador es un rasgo muy relevante para fijar técnicas de cuidado y acondicionar el entorno. Además, resulta relevante que los cuidadores sepan poner límites a favor de mejorar la autonomía de la persona que requiere de cuidados.

El cuidado como manera de externalizar una conducta humana como imprescindible

El cuidado resulta en la práctica una anticipación, una prevención. De unas necesidades que se manifiestan y a las cuales hay que dar respuesta, una solución. Resulta fundamental establecer unas medidas de actuación que faciliten que el sujeto al cuidado reconoce una serie de movimientos internos o externos, que no puede procurar y que, requiere de convencimiento personal de que tiene que ser cuidado y, de que el cuidador cuenta con una serie de capacidades técnicas y personales que lo harán avanzar en su tratamiento. En esencia ´´que ayude a ayudarlo´´, ya sea escuchando activamente la demanda, siendo precisos en la respuesta, manifestando nuestro sentir siempre en la búsqueda constante de nuevas soluciones prácticas.

Cuidar es un verbo que encierra conceptos que convergen entre sí

El cuidador debe respetar y fomentar en la medida de lo posible una evolución en la persona que ampara, como sujeto libre con personalidad y con dignidad. Como sujeto con derechos se le tratará con debido respeto e integridad. En el verbo cuidar integramos la palabra identidad y es que jamás podemos perder de vista la identidad del sujeto, con el objeto de ayudarlo a ser, a convertirse en una persona con determinación mediante la atención guiada.

El que cuida tiene que saber cuidarse de sí mismo, con cierta madurez y equilibrio psicológico para proveer de herramientas a la persona que requiere de atenciones, puesto que, es incompatible cuidar de otro y que éste no se sienta debidamente atendido y escuchado, o que se proyecte en el sujeto que requiere de ayuda.

Cuidar es transmitir, comunicar, dar apoyo y paz. Las instituciones deben velar por el amparo de sus profesionales fisiológicamente para que ejerzan la profesión de una manera decidida y libre y se produzca el equilibrio cuya función requiere un incremento de la autonomía en los sujetos dependientes.