qué es exactamente la dependencia

¿Qué es exactamente la dependencia?

Conocer qué es exactamente la dependencia es algo que consideramos esencial tanto en los profesionales que Auxiliatus recomienda como en los familiares de aquellas personas con dependencia que puede que aún ni sepan que lo son.

Por ello, tanto si eres del primer grupo y buscas ofertarte como cuidador en nuestro sitio como si estás buscando conocer cuál es la situación de tu familiar y un sitio que ofrezca un servicio acorde a sus necesidades, esta es tu lectura de hoy, pues te contamos en qué consiste la dependencia de una persona desde el punto de vista de sus capacidades.

Dependencia: significado

Si acudimos a la Real Academia Española, tenemos que el término “dependencia” incluye hasta 9 definiciones. De ellas, la que hace referencia a lo que a nosotros nos interesa y al tema que tratamos, es la de “situación de una persona que no puede valerse por sí misma”.

Otros diccionarios nos hablan de “situación de la persona o cosa que depende de otras” o de “estado en el que se encuentran las personas que precisan de la atención de otra u otras personas o ayudas importantes para realizar actividades básica”, entre otras definiciones.

En cualquier caso, hablamos de una incapacidad funcional de unos y otros aspectos propios del usuario que le impiden llevar a cabo su día a día con normalidad.

Los factores que llevan a que una persona se vuelva dependiente son la propia edad, cantidad de enfermedades (especialmente crónicas) y la mayoría de discapacidades. Estos implican la reducción o pérdida de autonomía a nivel mental, físico, intelectual y/o sensorial y esta, a su vez, la dificultad o incapacidad para realizar ciertas acciones.

Podemos poner muchísimos ejemplos, como el desgaste del líquido articular, que impide que se puedan realizar movimientos articulatorios sin dolor, una alergia severa que nos haga llorar en nuestro puesto de trabajo impidiéndonos la visión y haciendo que, con ello, se dificulte nuestro trabajo y, peor aún, que perdamos atención y nos pongamos en peligro, la pérdida de extremidades que nos dificulta el entrar y salir de una casa sin ascensor, impidiéndonos llevar a los niños al colegio o hacer la compra, los efectos en el aparato locomotor y en el sistema nervioso que pueda tener un traumatismo cerebral, el considerado retraso mental, que nos incapacita para tomar decisiones, la reducción de habilidad para oír, que nos dificulta conducir y hace que supongamos un peligro en la carretera…

Grados de dependencia

Como podrás imaginar, no se puede meter en el mismo saco a todo el mundo, pues las características de cada cual son muy diferentes. Por ello, y desde el año 2016, se ha reformado la normativa al respecto. En la actualidad, disponemos de una clasificación que nos permite atribuir a los usuarios un grado y un subgrado de dependencia.

Así, existe en nuestro país una dependencia que puede darse en tres grados, considerándose dependencia moderada, severa y gran dependencia en orden ascendente. Estos, a su vez, tienen dos subgrados. Ello implica que, finalmente, una persona pueda considerarse dentro de uno de los seis niveles de dependencia específica y gubernamentalmente definidos en función de la dificultad que tenga para conseguir llevar a cabo, con mayor o menor éxito, unas u otras actividades.

  • Dependencia de grado I. Se considera que un usuario es dependiente de grado I si precisa de algún recurso externo para hacer sus actividades diarias, es decir, a diario. También si presta necesidad de apoyo intermitente.
  • Dependencia de grado II. La necesidad es tal que sube a la mayoría de actividades diarias, precisando de ayuda externa en más de una ocasión cada 24 horas.
  • Dependencia de grado III. En este caso, son casi todas las actividades que requieren de atención externa de diversa índole en varias ocasiones cada día, es decir, cada 8 horas o menos. Implica la presencia de otra persona durante un gran número de horas.

Resulta importante indicar que, en el caso de los menores de tres años, se dan simplemente los tres grados, sin existencia de subgrados o niveles internos.

Según este, el organismo encargado de atenderla trabajará para reducir dicha dependencia, promover la autonomía y satisfacer las necesidades básicas del usuario cuando, aun trabajando con él, este no consiga valerse por sí mismo en uno o varios aspectos.

Por tanto, conocer si una persona tiene dependencia y en qué grado es esencial para poder darle una ayuda personalizada ajustada en función de las necesidades y de la situación específica. Esta se dará por parte del núcleo familiar más cercano pero, por supuesto, se podrá solicitar todo tipo de apoyo al organismo público correspondiente, demandando, en primera instancia, que al usuario se le considere como dependiente.