Un cuidador de personas mayores debe ser una persona profesional y con capacitación en el área. Si bien, son muchos los casos en que el cuidado de un anciano, persona dependiente o enferma queda en los propios familiares, una de las recomendaciones es acudir a un profesional que sepa cómo y cuándo actuar. Una persona que tenga la empatía pero también la preparación para el desafío que conlleva cuidar a un adulto mayor, especialmente si este está en cama o sufre un enfermedad degenerativa.
Este representa un trabajo agotador tanto física como mentalmente, que puede llegar a afectar incluso al más capacitado. Por esto, queremos que puedas reconocer algunas señales del llamado síndrome del cuidador, el cual es un trastorno caracterizado por agotamiento físico y psíquico que puede padecer el cuidador de una persona dependiente.
Señales de alarma
La presencia de alguno de los siguientes síntomas puede indicar el inicio de este trastorno:
- Cansancio y agotamiento extremo y persistente
- Problemas para conciliar el sueño y conseguir un sueño reparador
- Irritabilidad
- Aislamiento social
- Cambios en los patrones de alimentación
- Fluctuaciones de peso
- Desinterés por la vida propia y nuevas experiencias
¿Quién cuida al cuidador?
Para poder asistir y apoyar a otro, es necesario estar bien, por esto, se debe evitar la sobrecarga de trabajo, conocer cómo actuar y anteponerse a elementos que se saben pueden suceder.
- Cuando se tiene bajo su responsabilidad a una persona dependiente, es necesario conocer la evolución o las fases de la enfermedad. Esto puede preparar emocionalmente a la persona para lo que está por venir.
- Comprender los síntomas y los posibles cambios de conducta de la persona para evitar que esto pueda afectar emocionalmente.
- A nivel físico, el cuidador puede exigirse mucho, al trasladar, mover o siquiera levantar a una persona. Por esto, es importante cuidar la postura en cada movimiento, y no descuidar su actividad física mantenerse con la energía que este trabajo demanda.
- Separar un espacio de tiempo para sí mismo, para relajarse y definir bien su identidad más allá del trabajo de cuidador.
- Aprender a manejar el estrés y la presión que conlleva esta labor.
- No descuidar las horas de sueño y descanso.
Cuando se trata de una persona totalmente dependiente, se recomienda que el cuidado sea repartido entre dos o tres cuidadores para distribuir las cargas, rotar y evitar el agotamiento excesivo.