Cuidados a domicilio. Cambios con la nueva normalidad

Cuidados a domicilio. Cambios con la nueva normalidad

El confinamiento tan prolongado que se vivió en el país, y que aún muchos otros lugares del mundo vive, sin duda ha generado cambios y consecuencias negativas en todos, pero en especial en la población mayor, un grupo altamente vulnerable no solo a esta sino a otras enfermedades. Y es que, a pesar de que el trabajo de cuidadores de ancianos y personas dependientes continuó por considerarse una actividad esencial, y lo es, las residencias de abuelos han sido, tristemente, focos de esta enfermedad.

Para los ancianos que pudieron y que están en sus domicilios, la situación fue y es mucho más llevará, independientemente de su condición de salud, si contaba con el apoyo de familiares o de un cuidador a su cargo. En todo caso, con la nueva normalidad se presentan cambios y desafíos que permanecerán con nosotros por un largo tiempo. Y es necesario adaptarse a ellos.

¿Qué cambios han tenido los cuidados a domicilio?

Hasta que contemos con una vacuna, la situación impuesta por el Covid-19 sigue más que vigente, los cambios y adaptaciones son una realidad para los cuidadores a domicilio, así como para todos en realidad. 

Las primeras acciones dentro de esta nueva normalidad implican un reto doble, el primero es mitigar las consecuencias que el prolongado confinamiento dejó en las personas mayores, estas pueden ser a nivel de salud y también a nivel anímico. Por ejemplo:

  • Mayor deterioro de las condiciones físicas y capacidades cognitivas.
  • Afectación psicológica y emocional.
  • Sentimientos exacerbados de temor hacia la enfermedad, hacia el contacto social y a salir a la calle.
  • Menoscabo de patologías o enfermedades preexistentes.
  • Sentimientos de pesimismo y negatividad sobre la edad y el envejecimiento.
  • Aumento de peso, desbalance nutricional y alteración de los hábitos alimenticios.
  • Alteración de los patrones de sueño.

El segundo reto es establecer cómo será el futuro inmediato para estas personas que por sus mismas circunstancias físicas y emocionales son más vulnerables.

¿Cómo adaptar el cuidado a ancianos a la nueva realidad?

¿Cómo adaptar el cuidado a ancianos a la nueva realidad

El fin del estado de alerta, la reapertura paulatina social y la adaptación de ciertas rutinas es un proceso de adaptación, que para toda la población significa retos, y para los grupos vulnerables aún más. Esta nueva normalidad no significa volver a lo que éramos, y tampoco significa disminuir las precauciones. 

Para que la adaptación sea adecuada, estas son algunas medidas que no deben dejarse de lado.  

Mantener un contacto social limitado

A pesar de encontrarnos dentro de este nuevo escenario, no se puede bajar la guardia. En este momento se admite mayor acercamiento a nuestro entorno próximo, pero al ser un grupo vulnerable, es importante que esto se reduzca a familiares cercanos con los que se tenga contacto habitual. Asegurándose siempre de que estas personas mantengan los cuidados necesarios en su vida cotidiana.

Continuar con las medidas de higiene y distancia prudencial

Las mascarillas y el lavado frecuente de las manos son dos medidas que se mantienen vigentes, y son obligatorias para minimizar el riesgo de contagio. Todos, tanto quien recibe cuidados, el cuidador como sus familiares deben hacer que estas medidas forman parte de su vida diaria. Al momento de una reunión, una visita o un paseo, implementar estas medidas y mantener una distancia adecuada de las otras personas. 

Ser precavidos pero dejar el miedo

Como parte de esta nueva normalidad, debemos entender que conviviremos con el virus, interiorizando esto se podremos normalizar estas acciones de prevención, sin olvidar su importancia, pero al mismo tiempo, estando más calmados. Esto ayudará a poco a poco vencer algunas de las consecuencias negativas emocionalmente que se generaron en las personas mayores o con dependencia durante en confinamiento, y que aún persisten.

Retomar las rutinas, pero con cautela

El cuidador, debe hacer lo posible que la persona retome sus rutinas en la medida de sus posibilidades, siempre empleando las medidas de prevención, y tratando de minimizar al máximo un posible riesgo de contagio. Por ejemplo, evitar aglomeraciones o lugares cerrados con muchas personas. 

Dentro de este nuevo contexto, las personas mayores y con dependencias, deben mantener en control su entorno, condicionadas ciertas actividades, y no caer en el descuido, pero tampoco en el miedo. Con la ayuda del cuidador, se debe encontrar un equilibrio que logre una adaptación a las rutinas, con prevención, en pro de una mejor de su condición anímica, física y emocional.