Con la llegada de los meses de más calor se activan las alarmas para mejorar el cuidado de mayores y evitar exponerlos a cambios repentinos de temperatura. La termorregulación en ancianos es más débil y por ello son más vulnerables a los meses de verano e invierno.
La capacidad de controlar la temperatura corporal se origina en el hipotálamo, el cual envía señales termorreceptores cutáneos, viscerales y vasculares para que modifiquen la temperatura interna dentro de ciertos límites, incluso si las condiciones exteriores se encuentran en un rango de grados muy diferentes.
Es la termorregulación la que mantiene el cuerpo en equilibrio ante la pérdida o ganancia de calor. A medida que envejecemos todo el sistema que nos permite seguir cumpliendo con dicha función se va deteriorando. Por ello, hay que estar muy atentos a los problemas frecuentes de termorregulación que pueden padecer las personas mayores.
¿Qué sucede con la termorregulación en ancianos?
Al entrar en la vejez, los detectores del sistema de termorregulación también lo hacen. Por ejemplo, los detectores de calor, frío o sed no tienen la misma eficiencia, por lo que el hipotálamo envía tarde las órdenes de regulación o modificación de la temperatura, por ende, el cuerpo no puede responder con la rapidez que se necesita.
En los meses de verano, esto puede llegar a niveles peligrosos, ya que las órdenes neurológicas no permiten una correcta vasodilatación periférica de la piel para equilibrar el aumento de la temperatura.
Tampoco, el riñón recibirá las indicaciones para elevar el almacenamiento de líquido y reducir la orina. Además, en nuestros mayores la función renal suele estar comprometida. Como resultado, el abuelo no puede percibir a tiempo la sensación de calor, lo hace cuando ya está en un umbral más alto y su organismo tiene menos posibilidades de adaptarse a las condiciones ambientales.
Problemas de hipertermia
Es una subida excesiva de la temperatura corporal, ocurre cuando el umbral supera los 38° C. Si bien los síntomas en los abuelos pueden variar, es posible que experimenten piel seca, cambios en sus pulsaciones, estrés, confusión o mal humor. La termorregulación en ancianos puede agravarse, si la persona mayor sufre de alguna enfermedad crónica y toma varios medicamentos, lo que le hará más difícil equilibrar su temperatura corporal.
Si tu familiar además tiene algún trastorno cognitivo o su autonomía se encuentra reducida, la hipertermia pone en peligro su vida. Considera que no tendrá la capacidad para retirarse la vestimenta, abrir las ventanas, buscar con vaso de agua o llamar para pedir ayuda. La hipertermia puede llevar a los golpes de calor y estos son especialmente graves para los abuelos.
Parte de los cuidados de una persona mayor en épocas de calor es vigilar sus síntomas para actuar velozmente en caso de que sea necesario llevarla a urgencias o brindarle los auxilios en casa, de ser posible. Los profesionales en la asistencia a abuelos tienen los conocimientos para reconocer los cambios físicos y de comportamiento del adulto mayor, detectando con prontitud una subida de la temperatura.
Problemas de hipotermia
Una persona mayor también puede sufrir un descenso repentino y peligroso de su temperatura, lo que se conoce como hipotermia y es parte de los problemas de termorregulación en ancianos más comunes. En un abuelo puede ocurrir cuando los grados están por debajo de los 33 °C. Lo más común es que esta condición ocurra por exposición a frío intenso, pero las infecciones y la diabetes pueden hacer que el cuerpo pierda calor y no sea capaz de recuperarlo. Recuerda que en un adulto mayor la termorregulación es más lenta. Los síntomas de la hipotermia son:
- Dificultad para moverse.
- Confusión mental.
- Calambres o falla de algunos órganos.
En las épocas de frío o bajo condiciones ambientales específicas, los mayores se exponen a descensos de temperatura y como su cuerpo no responde igual a los estímulos ambientales, no detectan la magnitud de la pérdida de calor hasta que es muy tarde.
Los cuidados ante los problemas de termorregulación
Los abuelos pueden presentar síntomas sutiles debido a una precaria termorregulación y muchos de ellos pueden confundirse con otras afecciones o pasar desapercibidos por sus familiares. Por ello, adquiere una gran relevancia la presencia de un cuidador profesional en casa que vele por el bienestar, la salud física y emocional de tu familiar.
Vestir la ropa apropiada, hidratarse con frecuencia, controlar los efectos adversos de medicamentos o enfermedades, no exponerse desmedidamente a las condiciones en los exteriores son parte de los cuidados que un adulto mayor requiere. Si necesitas apoyo para dar a ese ser querido confort y seguridad en esta etapa importante de su vida, contacta con un profesional de nuestra base de datos.
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