Qué hacer con la persona mayor se niega a bañarse

¿Qué hacer con la persona mayor se niega a bañarse o cambiarse de ropa?

Negarse a entrar a la ducha o bañera, no asearse bien o reaccionar agresivamente cuando se le ofrece ayuda para cambiarse de ropa es el día a día de muchos cuidadores y familiares de personas mayores. 

Aunque a veces podemos llegar a creer que esto se debe a algunas enfermedades como el Alzheimer o un tipo de demencia o depresión, la verdad es que la mayoría de las veces el drama de la hora del baño puede deberse a razones que ni sospechamos.

La hora del baño: ¿por dónde empezar?  

Cuando nuestros padres, abuelos o gente muy mayor a nuestro cuidado se muestran agitados, agresivos o evasivos con la sola mención de que deben bañarse, es importante hallar formas de alentarlos positivamente sin necesidad de presionarlos ni de crear confrontación.

Si nuestro ser querido o paciente mayor se vuelve un rebelde sin causa y se niega insistentemente a bañarse y cambiarse de ropa, de nada valdrá aplicar razonamientos o advertencias. Debemos buscar la manera de actuar con creatividad y de persuadirlos a que lo hagan de la mejor manera posible.

De sentirse presionados, podrían enemistarse o ser violentos con el cuidador de personas mayores o el acompañante. Incluso, pueden lesionarse o caerse producto del enfado.

Estrategias para comenzar

Primero, ten en cuenta estos 8 consejos:

  1. Como familiar o personal de asistencia y cuidado de personas mayores no debes tomarte a modo personal la rebeldía del abuelo o abuela. Algo le incomoda, le asusta o le preocupa.
  2. Dedica tiempo a investigar qué es lo que le ocurre, a qué le teme, qué le duele y qué puedes hacer para mejorar su hora del baño y el cambio diario de ropa. Uno de tus objetivos debe ser lograr una frecuencia mínima de dos veces por semana para tomar baños completos.  
  3. Consulta con el profesional médico si existe alguna razón que te permita comprender el rechazo del adulto mayor a bañarse y qué alternativas de aseo le puedes ofrecer en caso de que se ponga difícil convencerlo. 
  4. Revisa la distribución de los objetos usados para el baño a fin de hacerlo un lugar más seguro con tapetes antideslizantes, agarraderas adecuadas y sillas especiales para el baño y la ducha.  
  5. Si hay mucha apatía u olvidos reiterativos a bañarse, invita al adulto mayor a que participe escogiendo los productos de higiene de su preferencia.
  6. Si la actitud negativa es producto de la vergüenza, pudor o  incomodidad a que alguien lo vea desnudo, aborda el tema con tacto. Puedes decirle que harás todo lo que esté a tu alcance para que se sienta con total comodidad.
  7. Planifica el baño para que sea una práctica calmada, sin apuros. 
  8. Mantén siempre una actitud de aliento y habla en positivo sobre la ducha. Dile lo bien que se verá y lo rico que olerá después. 
  9. Si se trata de un adulto mayor dependiente, invítalo a que participe en su aseo como pueda. Así se sentirá más útil y cómodo.
Ducharse

Algunas razones para no querer cooperar

Existen varias causas por las que las personas muy mayores pueden mostrarse reacias a tomar el baño. Entre ellas, tenemos:

Miedo: pueden tener miedo a caerse, perder el equilibrio o marearse.

Dolor: estar parados, sentados o agacharse puede resultarles doloroso si padecen de alguna condición.

Enfermedad: el sonido del agua o la sensación en la piel puede causarles miedo o incomodidad, sobre todo a personas con algún tipo de demencia o Alzheimer.

Espacio inseguro: la distribución del baño, los escalones, puertas de vidrio, entrar o salir de la ducha o la bañera puede causarles terror y dificultarles la movilidad.

Temperatura: si la temperatura del agua y del aire no se mantiene uniforme pueden sentirse muy incómodos y convertir un acto que debería ser agradable en una auténtica tortura.

Agotamiento: el esfuerzo para bañarse por su cuenta y usar esponja puede resultarles agotador, así como también el secarse, vestirse y recoger el desorden.

Malos hábitos: las personas que han crecido sin buenos hábitos de higiene a lo largo de la vida pueden considerar que no es necesario asearse tanto.

Vergüenza: tener alguna condición de su cuerpo que quieran esconder o excesivo pudor, puede dificultar convencerlos de la tarea.

10 consejos para reducir la “batalla en el baño”

Bañarse con regularidad y mantener una higiene personal a diario es fundamental para ser saludable, prevenir enfermedades en las edades avanzadas y lucir fresco y limpio. No tomar la ducha o no darse un buen baño con productos apropiados para la delicada piel del adulto mayor puede causar infecciones difíciles de combatir. 

Por esta razón, con las personas que se niegan a bañarse es mejor darle opciones antes que esperar que respondan con un “sí” o con un “no”. Si les preguntamos “¿Te quieres duchar?” por supuesto la respuesta será “NO”. 

Así que como ya sabemos que no le gusta asearse ni quitarse la ropa, es mejor consultarles así: “¿Prefieres bañarte en este momento o en 20 minutos?” o “¿Te gustaría ponerte esta camisa o esta otra?”.

Sigue estos otros consejos para que se bañen seguido:

  1. Prepárale la tina y llénala con 10 a 15 cm de agua y observa su reacción al entrar. Si se siente más cómodo estando sentado, pídele que se siente y luego ve llenando la tina.
  2. Si no está para nada feliz y protesta bajo la regadera o la bañera, puedes ofrecerle una esponja que haga espuma. O puedes completar el aseo con toallitas de limpieza que no requieren enjuague y permiten una higiene parcial fuera del baño. 
  3. El lavado del cabello se puede hacer aparte, en el lavamanos o con champú seco. También en un salón o peluquería donde cuentan con sillas y apoyacabezas para mayor comodidad.     
  4. Fija recordatorios para que no se le olvide la hora del baño. Si sufre demencia o se le pasa con regularidad el tiempo para ducharse, deja notas por toda la casa, en las puertas, espejos, mesas, artefactos de cocina. Usa el humor para que recuerde que debe asearse.
  5. Recurre a familiares y amistades para que se involucren en la tarea de incentivar al paciente poco colaborador. Diles que inviten al adulto mayor a salir a dar un paseo o hacer algo divertido después que se duche y se cambie la ropa. 
  6. Verifica que la barra de jabón o el gel de baño están siendo consumidos. Hay abuelos que abren la ducha solo para hacer creer que se están aseando cuando en realidad no lo hacen.
  7. Busca un equipo de ducha para facilitar la vida al adulto mayor. Puede ser un rociador manual y una barra de agarre, por ejemplo. Coloca alfombras de goma y una silla de ducha acolchada o de elevación para darle más confianza. Todo el baño debe estar despejado y ordenado.
  8. Un poco de música o cantar ayuda a relajarse. 
  9. Dile que entre a la ducha o tina con la ropa puesta si no quiere dejarse ver desnudo. O usa una toalla para que se tape mientras se quita la ropa.
  10. Evalúa la hora más adecuada para bañarse y trata de que se haga un hábito para que se acostumbrarse a la idea y vea los beneficios.

Si a pesar de tus esfuerzos como cuidador interno, la persona mayor mantiene su actitud reacia, sigue intentando cuando esté más relajada. O consulta con su médico si existe alguna medicación que lo ayude. 

Ofrécele también algún incentivo o recompensa si colabora, como una salida especial, una comida favorita o una actividad recreativa.

No te desanimes. La hora del baño no tiene porqué ser una guerra. Con comprensión, respeto y mucha paciencia puedes lograr avances.