La mayoría de los adultos intuimos qué hacer para tranquilizar a un niño inquieto y agitado. Lo calmamos con su juguete preferido, tratamos de investigar qué le ocurre, lo llevamos al parque “para que gaste energía”, en fin. Y en caso de que la persona agitada sea un adulto de edad avanzada ¿sabemos bien qué hacer para tranquilizarlo?
Para un cuidador de personas mayores este es uno de los primeros retos que hay que saber enfrentar. De la actitud que mantengan tanto el cuidador profesional como los familiares del paciente en estos momentos de inquietud determinarán en gran parte el enlace de esas situaciones de crisis en el manejo del paciente.
¿Qué vuelve a un adulto mayor inquieto?
La agitación o comportamiento inquieto durante la vejez puede responder a diversas causas. La Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) advierte que es importante determinar qué lo causa:
- Si se debe a una razón médica de fondo o no diagnosticada.
- Si es por daños cerebrales producto de la demencia.
- Si se debe a la reacción del tratamiento farmacológico.
- O si es causada por otras razones vinculadas con el mismo envejecimiento.
Las personas mayores, sobre todo si son de muy avanzada edad, suelen tener dificultad para comunicar que sienten algún dolor o malestar. Esto puede desatar que el paciente se ponga inquieto, que le cueste dormir o incluso que se ponga agresivo o hasta nos salga con una pataleta.
Si el problema tiene una raíz en algún daño cerebral, por ejemplo, causada por la demencia, entonces pueden mostrarse rasgos psicóticos.
Si aún no hay certeza de por qué ocurren, es importante comunicar al especialista médico en qué momentos se exacerban estas manifestaciones. Todo cuidador de personas mayores debe anotar en un cuaderno la hora en que se presentan, qué actitud mostró el paciente mayor, qué reacciones tuvo, etc. Todo esto será de gran ayuda para que el especialista se aproxime más rápidamente a un diagnóstico.
Tipos de agitación en los abuelos
Mientras se cuida a un adulto mayor inquieto, es importante reconocer los distintos estadios de esta agitación y si se deben a algún síntoma de enfermedad asociada a algún daño cerebral como el Alzheimer.
El Manual de Consulta para Cuidadores y Familiares de la asociación Know Alzheimer refiere que hay síntomas que van desde moderado a grave en personas con esta patología. Algunos de ellos se vinculan con una clase de demencia o por patologías psiquiátricas.
A la agitación en personas mayores se le puede definir como trastornos o cambios de conducta que afectan las normas o patrones de comportamiento social. Existen dos clases de agitación en abuelos y abuelas:
- Agitación física: es la repetición de acciones sin sentido o una muestra de hiperactividad sin un objetivo definido. Es decir, el adulto mayor procede a vestirse varias veces, repite gestos, va de un lado a otro, no se queda quieto en la cama.
- Agitación verbal: se manifiesta por un hablar constante sin esperar respuesta del interlocutor, verborrea, monólogos da larga duración. También con uso de frases poco coherentes, tendencia a repetir preguntas, expresión con gritos o lenguaje soez. Puede además buscar llamar la atención interrumpiendo constantemente a otros.
Es importante no asociar la inquietud o agitación con el delirio, una patología en la que el paciente luce alterado y muy inquieto, aunque no responde a los estímulos.
La inquietud puede deberse a la reacción hacia algún medicamento, o a factores como diarrea, estreñimiento, artritis, dolores en los músculos. También la dificultad para escuchar o ver bien puede incomodar al paciente mayor quien puede no estar claro en el origen del problema.
Recomendaciones y control
Cuando los abuelos se vuelven además de inquietos, agresivos, la actitud del cuidador interno es crucial. Si el adulto mayor amenaza, muerde, hace acusaciones o da patadas para evitar recibir un tratamiento o intervención, es crucial mantener calmado usando estrategias como:
- Tratar de contener verbalmente la actuación agresiva del paciente mayor. Usar palabras tranquilizantes y un tono de voz suave.
- En situaciones leves, no alzar la voz y seguir un protocolo conciliador donde se le explique, con total calma, el porqué del procedimiento.
- Deben contenerse los signos de que una agitación pueda pasar a mayores. Por ejemplo, que la persona de edad avanzada empiece a mirar de reojo, a subir la voz, que el nerviosismo empiece a escalar. En estos casos hay que contener la agresividad incipiente para evitar que la persona se haga daño así misma o a otros.
- Hay pacientes mayores que no toleran los cambios de rutina, el despegarse de los amigos, o tener un horario diferente para las comidas o para irse a dormir. Estos cambios pueden desatar episodios incómodos en la familia donde el abuelo o abuela se muestran demasiado inquietos e incluso iracundos. En estos casos, la familia y el cuidador interno deben tratar de mantener las rutinas que les sean posibles para evitar tensión o desequilibrios.
- Debe evitarse la sobreestimulación alrededor del adulto mayor, especialmente en las horas previas al descanso nocturno.
- Si la mayor agitación ocurre en la noche, al dormir, esto puede responder al síndrome crepuscular o el Alzheimer. Esto causa alucinaciones, insomnio, gritos, pesadillas, incluso pueden ser causadas por infecciones urinarias o estreñimiento.
- Si en vez de verse agitado, el paciente mayor luce ansioso, esto puede estar relacionado con la depresión. Se caracteriza por manifestaciones de miedo o aprehensión, apatía y falta de ganas de interactuar.
En todo caso, el primer protocolo de actuación debe ser buscar las causas de la agitación y no utilizar recursos de sujeción física, ya que esto puede complicar al paciente muy inquieto y volverlo más agresivo.Es recomendable hacerlo sentir cómodo, planificar actividades lúdicas y agradables que lo mantengan entretenido, mantenerlo activo con ejercitación mental y física en las horas del día y buscar la ayuda de un psicoterapeuta, terapista ocupacional y el entorno de amigos y familiares del adulto mayor.