¿Qué es y por qué se produce la fatiga por compasión?

¿Qué es y por qué se produce la fatiga por compasión?

Si eres cuidador de mayores sabes que te expones con frecuencia a situaciones que pueden poner a prueba tu fibra emocional y resistencia. Cuando no se sabe bien cómo protegerse emocionalmente puede aparecer lo que se llama fatiga por compasión

Puede que no hayas oído antes de este trastorno. Entonces, ¿cómo saber si tienes fatiga por compasión o si estás en riesgo de sufrirla? ¿En qué se diferencia del agotamiento o burnout del cuidador? 

Sigue leyendo y entérate de cómo esta patología o trauma puede aparecer en los cuidadores de mayores y cómo puedes evitar sus riesgos y efectos. 

¿Qué es la fatiga por compasión?

Personas como la Madre Teresa de Calcuta sabían, por experiencia, que todo cuidador   de mayores o de gente muy enferma podía desarrollar un estrés muy particular y severo. 

Se trata de un desgaste emocional y físico que es muy diferente al agotamiento por sobrecarga de trabajo o burnuot del cuidador. Según lo define la American Institute of Stress (AIS) la fatiga por compasión es un tipo de trauma o residuo emocional en los cuidadores. 

Se deriva de una mezcla de empatía, compromiso emocional extremo y trauma por parte del cuidador que dedica casi toda su energía para buscar aliviar el sufrimiento de las personas que atiende. 

¿De dónde viene el término?

También llamado desgaste por empatía, el término comenzó a usarse desde 1995. 

Fue en ese tiempo cuando Charles Figley, director del Instituto de Trauma de la Universidad de Tulane (en Nueva Orleans), describió una clase de desgaste emocional que aquejaba a profesionales ligados a la salud mental.

Entre cuidadores, terapeutas, enfermeras, trabajadores sociales, entre otros, hallaron efectos traumáticos conectados con las penurias que sufrían las personas que estaban tratando.

Es decir, los cuidadores se angustiaban tanto por el sufrimiento de las personas que atendían, que terminaban experimentando también un dolor profundo a nivel físico, social, psicológico y espiritual. Por esta razón, al desgaste por empatía se le denomina también traumatización secundaria o indirecta. 

Como es muy parecido al trastorno por estrés post traumático, buscar ayuda profesional desde el comienzo es una de las primeras cosas que se debe hacer. Esto evitará la acumulación progresiva de los traumas en los cuidadores. 

¿Cómo surge la fatiga por compasión? 

La conexión frecuente entre un cuidador y los pacientes con dolor físico y emocional puede llegar a ser profunda y muy cercana. El problema es que si no se sabe gestionar bien la energía compasiva, la ayuda terapéutica y la empatía, este contacto seguido puede arrastrar al cuidador a un sufrimiento parecido al de la persona que cuida.

El American Institute of Stress advierte que el asunto es hallar un equilibrio entre la ayuda que prestamos a las personas que sufren, el autocuidado de nuestra higiene mental y el control de nuestras emociones. 

Es importante no perder de vista cómo autoprotegernos como cuidadores para no padecer de este trastorno que puede llevar por un camino de sufrimiento y desesperanza.

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Señales que delatan la fatiga compasiva

Existen varios signos cognitivos y somáticos que caracterizan a la persona con fatiga por compasión. Entre ellas, tenemos:

  • Tendencia a revivir a diario el trauma
  • Dificultades para memorizar y prestar atención 
  • Desconfianza y aislamiento de amigos y familiares 
  • Sensación de ser vulnerable
  • Miedo, ira y tristeza
  • Reducción de las actividades divertidas y que causan placer
  • Pérdida de la esperanza, felicidad y alegría de vivir
  • Palpitaciones, hiperactividad, problemas gástricos e intestinales
  • Dolores de cabeza y por tensión muscular
  • Estreñimiento 
  • Falta de sueño reparador
  • Mayores molestias durante las menstruaciones

A nivel laboral, se puede tener la percepción de que no se cuenta con experiencia profesional suficiente para dar respuesta a los pacientes. También puede elevarse el ausentismo y las bajas en el trabajo.

El cuidador puede sentir que no es comprendido por los otros, lo que lo lleva a aislarse más y más del equipo de trabajo.

A los cuidadores familiares ¿también les afecta?

Al padecer de enfermedades graves como el cáncer en la tercera edad, el Alzheimer o el Parkinson, es frecuente que el cuidado de la persona mayor recaiga en uno o varios miembros de la familia. 

El problema es que esta tarea no es tan sencilla de asumir. Dependiendo del nivel de atención que requiera el adulto mayor, la carga emocional sobre el principal familiar cuidador puede también causar con el paso del tiempo la fatiga por compasión.

Sobre todo, si la persona a ser cuidada tiene recaídas o no mejora. En el caso de los cuidadores profesionales, puede ocurrir lo mismo. 

Pese a invertir una gran carga de energía y compasión, al no verse resultados, se puede terminar perdiendo la esperanza y se da lugar al miedo, la ira o trauma por no poder ayudar a la otra persona a aliviar su sufrimiento.

Consejos para manejar el desgaste por empatía 

¿Qué hacer para evitar que aparezca la traumatización secundaria o desgaste por empatía? ¿Debemos dejar de ser tan compasivos o empáticos?. Los expertos en salud mental recomiendan a todo cuidador de mayores seguir 7 claves para evitar el riesgo de desarrollar fatiga por compasión:

  1. Descansa más entre tus labores y dedica mayor tiempo libre a actividades que te distraigan la mente y relajen tu cuerpo.
  2. Busca a personas con las que te sientas cómoda para hablar de las cosas que te preocupan.
  3. Entiende que es normal experimentar dolor. No tienes que ser menos empático ni dejar a un lado la compasión. Solo busca no hundirte en tus emociones.
  4. Realiza ejercicios con frecuencia, aliméntate de forma sana y equilibrada.
  5. Si sufres de insomnio o te cuesta lograr un descanso reparador, pide ayuda terapéutica y aplica estrategias para alcanzar las horas de sueño suficiente.
  6. Desarrolla actividades e intereses que no tengan que ver solamente con la medicina y la atención a pacientes.
  7. Visualiza las cosas que son realmente importantes para ti y fíjate metas que te mantengan con motivación. 

Por último, ten en cuenta que la fatiga por compasión puede tardar en desarrollarse y explotar. La persona puede demorar en percatarse de que sufre este trauma, ya que no está directamente asociado a un evento en específico – como sería el caso del estrés postraumático –  sino  que se alimenta del cúmulo de emociones y dolor residual.