Como cuidador cuidas tu salud

Cuidador ¿cómo te cuidas?

¿Quién cuida al cuidador? Ser cuidador de personas mayores es un trabajo duro y exigente, que genera un gran desgaste físico y mental. También es una prueba emocional para muchas personas que se dedican a esta profesión, debido al alto nivel de responsabilidad que implica esta tarea.

¿Qué tanta atención le prestas a tu salud como cuidador? ¿Qué puedes hacer para cuidarte mejor? En este post contestaremos estas preguntas.

Te daremos recomendaciones para que puedas seguir creciendo en esta hermosa profesión, pero ocupándote primero de ti. Porque si tú estás bien, la persona que cuidas también lo estará. 

¿El paciente es el único a ser cuidado?

Para quien se desempeña como cuidador es frecuente pensar que las necesidades del paciente son el centro de todo. Incluso, que es su misión más importante en la vida. 

Esto último le ocurre especialmente a muchos cuidadores que son familia del paciente  que necesita de atenciones. Para ellos, el peso de la responsabilidad es aún mayor y puede que estén convencidos de que nadie más puede hacer tan bien las tareas como ellos.

Quien lleva sobre sus hombros la asistencia principal de la persona mayor suele con frecuencia ignorar sus propias necesidades. A cambio, pone las del paciente en primer plano ¿Qué tan malo puede resultar esto? 

Veamos. Si bien ser cuidador interno es un tipo de trabajo en el que se requiere de grandes dosis de paciencia y dedicación, al final, es un trabajo. Y la mayoría de las veces, es muy agotador y estresante. 

Por tanto el punto es que hay que evitar a toda costa que ese desempeño cause desequilibrios o problemas de salud en la vida del cuidador. Tanto paciente como cuidador merecen ser atendidos, respetados y valorados.

Cuidadores en cifras

La preocupación por la salud del cuidador es algo que viene llamando la atención de las autoridades y gremio de profesionales de la salud. Con la población envejeciendo a paso tan rápido en buena parte del mundo, las edades de los cuidadores y de las personas que cuidan se han ido estrechando hasta tener ambos una edad similar o cercana. 

En España, según los datos de la Encuesta Nacional de Salud 2017, realizada por el Ministerio de Sanidad, el panorama del personal de asistencia y cuidado de mayores es el siguiente:

  • 7 de cada 10 cuidadores tienen más de 65 años de edad y trabajan más de 20 horas atendiendo a personas de edad avanzada. 
  • Uno de cada 10 españoles realiza este tipo de trabajos, al menos, una vez a la semana.
  • 2 de cada 10 personas mayores enfrentan dificultad para bañarse, comer, vestirse, pararse y levantarse por sí solos.
  • Entre los que son más dependientes, 6 de cada 10 pacientes requieren tener más ayuda de la que en verdad disponen, advierte el ministerio de salud. 

En conclusión, lo que revelan estas cifras es que los cuidadores profesionales tienen un alto riesgo de sobrecargarse de trabajo y de sufrir las consecuencias en su salud y en su vida en general.

Problemas frecuentes en el asistente geriátrico

La Sociedad Española de Gerontología y Geriatría (SEGG) advierte que el 85% de los cuidadores tienen entre 40 y 64 años y son del sexo femenino. 

Muchas de estas personas pueden aislarse socialmente y sufrir el síndrome del cuidador debido a la sobrecarga física y emocional de sus trabajos. 

Así que es habitual que presenten:

  • Presión psicológica por la alta carga de responsabilidad.
  • Falta de energía y depresión
  • Apatía, nerviosismo y angustia
  • Cefaleas, palpitaciones e incomodidad digestiva
  • Problemas para dormir

¿Cómo evitar el agotamiento del cuidador?

Para ayudarte a reducir el agotamiento como cuidador profesional o cuidador familiar es importante tener en cuenta las siguientes líneas de acción:

  1. Como cuidador, asegúrate de tomar descansos regularmente, aunque solo sean de 15 o 20 minutos diarios. Dedica este tiempo a relajarte.
  2. Coloca en la puerta del refrigerador, listas de cosas por hacer. Así cuando alguien ofrezca ayuda, puedes señalar la lista para delegar trabajo. Por ejemplo: lavar sábanas, comprar víveres, arreglar la cocina, etc. 
  3. Ejercítate a diario y aliméntate de forma saludable. Una caminata de 20 minutos, ir al gimnasio o hacer yoga pueden bajar el nivel de estrés y hacerte sentir con más energía y positividad.
  4. Investiga si existen grupos que presten apoyo preventivo, emocional o psicológico para los distintos tipos de cuidadores. No dudes de buscar ayuda profesional si experimentas ansiedad, rabia, confusión, cansancio, insomnio, dolores de cabeza seguidos. 
  5. No faltes a tus revisiones médicas de rutina, incluyendo vacunación, revisión de la vista, exámenes de sangre, etc. 
  6. Pide ayuda apenas sientas que te estás sobrecargando. También, si no sabes bien cómo responder a un paciente dependiente que no quiere cooperar o que le gusta manipular. Aprende a decir que “no” ante demandas excesivas y responde sin vacilaciones o excusas, con lenguaje tranquilo, sereno y coherente.
  7. Vigila tu sueño y realiza antes de dormir actividades de relajación y respiración.
  8. Cuida tu postura y tu columna vertebral en todo momento. Al movilizar a una persona hacia la cama, silla o ayudarlo a levantarse o sentarse, sigue las recomendaciones de los manuales para prevenir lesiones en los cuidadores.  
  9. Mejora tus habilidades comunicativas para saber qué hacer si la persona mayor está enfadada, agotada o se torna agresiva. Más aún en caso de pacientes con Alzheimer o demencia.
  10. Ten bien claro cómo debes conservar la medicación, cómo dosificarla y tener claridad en todos los detalles que debes conocer para desempeñarte mejor y no estresarte por olvidos o por confusiones.

La importancia de la planificación 

La organización de la agenda del cuidador es clave como estrategia de autocuidado, ya que ayuda a darle sentido a la planificación. Para ello, realiza un plan de actividades para priorizar tareas diarias, semanales o mensuales. 

Puedes usar una escala del 1 al 10 para identificar qué actividades son imprescindibles y no puedes dejar de realizar. Ordénalas en base a esta importancia y estima el tiempo que le deberías dedicar a cada una, así como cuáles puedes delegar. 

Incluye el tiempo para alimentarte bien, dormir y dedicarlo solo a ti. Sé flexible con este plan y no te sobrecargues. 

Aprende a relajarte respirando

Otra estrategia para cuidarte es hacer diariamente ejercicios de respiración profunda abdominal. Esta respiración puede ser ventral o estomacal y te ayudará a relajar la espalda y liberar tensiones. Te ayudará además a regular tu ritmo al tomar aire y exhalar. 

Sigue esta secuencia para hacer tu respiración más consciente y relajada:

  • Sobre la cama, acostado, si prefieres con música para meditar de fondo, coloca una mano sobre el vientre, justo bajo el ombligo. La otra mano ponla a la altura del estómago.
  • Toma aire muy lentamente, sin forzar, y deja que el aire llene la parte baja de los pulmones. Esto lo logras cuando inflas el vientre, y no el pecho o el estómago. Las manos te ayudarán a identificar este tipo de respiración. 
  • Exhala por la nariz o suavemente por la boca. 
  • Repite durante 2 a 4 minutos, luego descansa 2 minutos. Repite el ciclo por unas tres o cuatro veces.

Recuerda ser constante y toma consciencia de todo lo que puedes hacer en beneficio de tu salud física, mental y emocional. 

Nadie puede cuidarte mejor que tú. Así que delega y busca apoyo de otros cuidadores y la familia del paciente si dedicas muchas horas seguidas a este tipo de trabajo.