¿Habrá una cuarta ola? Consejos para que los mayores puedan afrontarla

Nueva normalidad ¿Cómo ha afectado a nuestros mayores?

Hace apenas dos años, nadie hubiera imaginado que el coronavirus podría invadir nuestras vidas y que nuestra rutina diaria sería afectada por una crisis que arrasaría con todo lo que creemos inquebrantable: el sistema médico, la salud, la familia, los amigos, los hábitos de consumo, la forma de vida, el trabajo, el movimiento y la interacción.

Hoy hablaremos de las consecuencias y lecciones de un virus que ha pasado de lo desconocido a la cotidianidad, dejando tras un panorama sanitario, social y económico devastador, y que ha impactado de forma significativa en la vida diaria de de todos, y en especial de nuestros mayores, convirtiéndose en su nueva normalidad. 

¿Cómo afecta a las personas mayores la situación social actual?

El confinamiento en general, restricciones y reglas de seguridad en un esfuerzo por reducir la propagación del virus, han creado una sensación de incertidumbre entre la población, más aún en los adultos mayores. En su caso el nerviosismo y la ansiedad es, aparentemente interminable. 

A muchos abuelos les cuesta ganar su batalla contra este gran enemigo: el cansancio. En las personas mayores notamos síntomas más severos incluso ante el aislamiento y la soledad impuestos. El miedo contagioso, escuchar malas noticias constantemente, con poco o ningún movimiento, conduce a “cuadros” crónicos de deterioro cognitivo, demencia, ansiedad, irritabilidad y depresión. 

De allí, que en esta época de nueva normalidad los cuidadores internos deben prestar atención al estado físico y emocional de nuestros mayores.

Estado físico y mental de los abuelos durante la pandemia

Además, de lo antes mencionado las relaciones interpersonales han cambiado repentinamente y las emociones de los mayores se ven gravemente afectadas. 

Uno de los síntomas más graves en estos periodos de crisis se da por el aislamiento para prevenir contagios. Mantener a los adultos mayores dentro de la vivienda, y convertir la experiencia en una rutina conduce a manía social y trastornos extensos de estrés. 

Especialmente aquellas personas mayores con demencia, tienen muchas consecuencias negativas de inmediato, físicas o involucradas en el sueño, el insomnio y el aumento de deterioro cognitivo. Estados emocionales irregulares, un aumento en los síntomas de la depresión y poco deseo de relacionarse con los demás. 

La soledad aumenta los riesgos de un estilo de vida sedentario, enfermedades cardiovasculares, una dieta poco saludable y el riesgo de muerte. Los abuelos con enfermedades crónicas y con enfermedades dependientes constituyen un grupo especialmente vulnerable, en términos de salud y bienestar, a la separación social, frustración y malestar por su condición. 

Es en este punto que un cuidador profesional debe valerse de su experiencia y conocimientos médicos y psicológicos para garantizar el confort y la calidad de vida de nuestros mayores durante el tiempo que se extienda esta nueva normalidad.

¿Cómo ayudar a mejorar la condición física y emocional de los mayores?

Es extremadamente importante que un cuidador de mayores enfoque sus servicios durante en tiempo de crisis a:

  • Evitar la discriminación contra las personas mayores, que son cuidadas y, en última instancia, protegidas, suelen ser tratadas con descuido. 
  • Ayudar a disminuir la sensación de impotencia, el miedo y el abandono de muchas personas mayores.
  • Atender oportunamente las necesidades de los abuelos, evitando en muchos casos, unas pocas y tardías actuaciones en casos que se requiera.
  • Promover la simpatía, la solidaridad continua y las relaciones sociales para con los abuelos.
  • El manejo efectivo de emergencias de salud, los esfuerzos deben incluir e implementar intervenciones con personal médico.
  • Continuo fortalecimiento del modelo de cuidado humano, controvertido, ya que hemos visto la crisis de salud actual.
  • Mantener la limpieza y el orden de los espacios que habitan los adultos mayores. Aunque no salimos, es importante no perder estos hábitos que serán mejores y estimulan la convivencia con nuestros mayores.
  • Crear una dieta equilibrada, rica en comida con triptófano y vitamina D.
  • Fomentar la relajación y estimular horas de sueño adecuado
  • Evitar sugerencias con información epidemiológica. Alternativa con otros programas de televisión: una serie de películas de estilo alegre, límites de tiempo para disfrutar de esta actividad recreativa e informativa.
  • Mantener la comunicación una conversación telefónica agradable con amigos y familiares puede ser la mejor ayuda para subir el ánimo a un adulto mayor
  • Usar el calendario, leer el periódico
  • Cambiar los hábitos, dibujar, escuchar música, hacer turismo online, realizar manualidades o actividades mentales como sopas de letras, practicar yoga, entre otras, según las capacidades físicas y cognitivas de cada adulto mayor.

Aunque estos consejos aplican para toda la población, se enfocan sobre todo, al cuidado de las personas mayores, asegurando la mejor calidad asistencial y una mayor inclusión social en las diferentes etapas de la vida.

Con responsabilidad y esperanza volveremos más fuertes a este ansiado día a día, sin olvidar que lo que nos hace más fuertes como sociedad es estar juntos y caminar en la dirección correcta. Son ellos, nuestros abuelos quienes se merecen el mejor cuidado, se lo debemos.